Capitulo 6: El camino hacia Calandria

lunes, 16 de julio de 2007

En los interiores del bosque Blackwood, se podía observar la tranquilidad de su vegetación, solo tocada por la suave brisa de esa tarde, ninguna criatura había puesto su presencia en esa parte del desde hace días, lo que lo dejaba en soledad total. Los rayos del sol apenas se proyectaban en su superficie, debido a las ramas de sus árboles.

Este espacio del bosque no podría conservar su tiempo a solas por mucho tiempo. Desde la parte sur, unas pisadas se escucharon rompiendo el silencio, de pronto un par de figuras se pudieron observar a lo lejos, una de ellas portando una gran espada, oculto entre ropas viejas; mientras que la otra era una jovencita de cabello oscuro y largo, portaba en su mano izquierda un arco y un carcaj en la parte derecha de su cadera.

-Adriel, ¿podemos parar?- Hablo la pequeña mientras caminaba- no podemos seguir caminando después de aquella pelea que tuvimos.

Su compañero siguió su camino como si no la escuchara, ni siquiera giró la cabeza.

De pronto ella se puso en frente de su camino de manera rápida.

-¡Te dije que quiero descansar!- Grito al encapuchado.

Adriel se detuvo al fin, sin parpadear la miró a los ojos y vio su rostro cansado, el cual no se podía mantener en pie, suspiró y cerró sus ojos.

-Está bien- contestó al fin el espadachín- pasaremos aquí la noche.

El rostro de la joven cambió a uno con una sonrisa pintada en sus labios, se dispuso a ir a un lugar cercano a uno de los grandes árboles, tratando de evadir los rayos del sol. Sentada en aquel lugar puso su arco a un lado aflojando la cuerda, la cual no había sido removida, después del temor de volver a ser atacados… pero el tiempo le había devuelto un poco de confianza.

Colocó su espalda en el tronco de aquella negra madera, un poco áspera y dura, pero después de tanto esfuerzo físico, se mostraba reconfortable para la columna. Cerró sus ojos un momento para poder reposar por unos minutos.

Mientras ella se ponía cómoda, Adriel se dispuso a sacar su espada y observarla, había quedado algo mellada por los golpes contra aquel escudo, parecía que tendría que afilarla de nuevo, de un bolsillo de las ropas de su túnica vieja sacó una garra de las cuales había cortado del Urzak, y con ella empezó a hacer movimientos rectos por los filos de la espada, no tardo mucho para recuperar el brillo y poder de su vieja espada, guardó la garra y colocó su arma en su funda.

Después, el aun misterioso espadachín caminó hacia un árbol alejado de donde se encontraba Ery, se acomodó en su sombra y cerró sus ojos.

El cansancio había terminado por vencer las energías de estos dos fugitivos, pasó un rato antes de que los dos quedaran sumergidos en un profundo sueño, ninguna clase de perturbación se dio aquella tarde…

Dentro de los sueños de Adriel… Se suscitó algo… recuerdos hechos sueño, algo que no había ocurrido desde hace tiempo. En su mente, surgió un enorme castillo, era un lugar familiar para el, cada pequeño detalle estaba decorado, las paredes, las puertas e incluso el mismo suelo se encontraba en optimas condiciones… de pronto la mente empezó a hacer sus estragos, haciendo creer a aquel guerrero a confundirlo con la realidad.

Adriel se encontraba en uno de los corredores de aquel palacio, su aspecto había cambiado, parecía un niño… su cabello aun era largo pero permanecía recogido por un listón, su ropa era de una camisa blanca, acompañada por pantalones negros y botas de cuero negro, no era muy formal pero lo hacía notar elegante, no portaba armas ni tampoco su cinta de la cabeza… el pequeño empezó a caminar entre aquellos espacios vacíos.

En ese momento, no había ruido… era un silencio aterrador, sintió como si sus pies se movieran al ritmo de los latidos de su corazón. De pronto entre aquellos muros y demás, apareció un caballero… parecía ser… sí, sin duda era el símbolo de los caballeros de Redria, este símbolo solo lo portaban aquellos que estaban al mando de Angelo, el pequeño Adriel se puso en guardia, aun sabiendo que carecía con que defenderse.

El caballero llevaba puesto un yelmo el cual cubría su rostro, lo mas extraño es que al niño el caballero se le parecía familiar… como si lo hubiera visto de algún lado, su mente le hacía estragos, el caballero camino hacia el quien parecía haberlo notado.

-Adriel… -Pronunció aquella persona mientras avanzaba hacia el.

Cuando habló ante el reconoció de inmediato su voz, quedó pasmado… tan rápido como aparecieron las imágenes, estas se desvanecieron, pasando de forma rápida otras aun mas aterradoras de una guerra y un funeral… Adriel tuvo miedo… la desesperación de ver esas imágenes, tan familiares, pero a la vez marcando un lado oscuro en su interior…

-¡Ahhh!- Gritó el pequeño de terror, mientras tapaba sus oidos.

-Ad… Adriel… -Dijo una voz diferente, pero también conocida en medio de aquellas tinieblas- Adriel… des… pierta, Adriel, ¡despierta!- se escucho con mas fuerza, sintiendo como alguien lo empujaba de lado a lado.

El joven abrió los ojos de una forma rápida, su cabeza se impulso hacia delante como cuando alguien se despierta de una horrenda pesadilla, a el espadachín le hacia falta el aliento. En acto seguido se giró la cabeza hacia Ery, quien era la responsable de haberlo levantado de su sueño.

La arquero se asustó al verlo… su rostro había cambiado, ya no era la típica mirada seria y concentrada… ahora su ceño estaba mas fruncido, su mirada inspiraba terror, debido a que el iris de sus ojos había cambiado del cafe brillante, a un color miel brillante, las pupilas oscuras habían desaparecido completamente y su boca ahora dejaba ver su dentadura en una pequeña abertura, con los dientes prensados unos contra otros.

-Adriel… ¿te encuentras bien?- Pregunto su compañera, preocupada por su cambio tan drástico.

En la mirada de Ery se podía observar como su miedo corría por su cuerpo, mas sin embargo se negó a correr, prefirió quedarse y tratar de ayudarlo. La rabia contaminaba el alma del guerrero, parecía como si en cualquier momento se fuera a abalanzar contra la pequeña.

Ella sabía bien que no podría parar a Adriel, pues no era rival para el, aun así, usaría su arco de ser necesario. El furioso espadachín se paró lentamente y con la cabeza abajo, su cabello cubría su rostro, solo dejaba una pequeña abertura por la cinta de su cabeza. Sus brazos se mantenían suspendidos sin hacer movimiento, aunque a Ery lo que le preocupaba era su espada.

Paso un rato viéndola con la mirada pesada, pero ella no se movió, tan solo lo miraba con ojos de preocupación, miedo y angustia.

-Adriel, por favor…-Le dijo Ery a su compañero- no es necesario que te molestes por que te haya despertado… estabas gritando y yo…

En cuanto escuchó esa parte, perdió la poca cordura que le quedaba, de pronto se este corrió hacia ella desenfundando su espada. Furioso como un animal en estampida, se dirigía hacia su objetivo y no se detendría por nada.

Ery vio venir a aquel desquiciado, pero ella no prefirió seguir hablando, aunque en su interior el miedo corría por sus venas.

-¡Adriel, no lo hagas!...-gritó la pequeña tratando de razonar con el

Pero la bestia no cedió, zancada tras zancada se acercaba más a su objetivo, en acto seguido este giró la cadera poniendo atrás la larga espada, tratando de hacer un corte con el viento…

-¡¡¡Detente!!!- Se escuchó la voz de la pequeña con intensidad.

El oído del espadachín enloquecido no solo escucho la voz de la pequeña, atrás de esta escuchó una voz familiar diciendo las mismas palabras, su mente empezó a emitir diferentes imágenes rápidas de nuevo, entre ellas una mujer de largo cabello azulado…

Un zumbido silenció todo en la mente de Adriel, seguida por una imagen blanca…

No se escuchaba ningún sonido… todo era calma… la imagen blanca de pronto fue desvaneciéndose, dejando ver la imagen de una jovencita de oscuro cabello… se encontraba cerca del rostro del guerrero.

Ery sostenía a su compañero, quien después de tratar cortarla, se había desplomado en el suelo, ella lo sujetaba con delicadeza, evitando que su cabeza tocara el suelo, su espalda hacia contacto con el regazo de al pequeña. Ella lo miró con ojos de angustia, su boca mostrando tristeza y su alma llena de preocupación.

Su compañero se le notaba mas relajado, sus ojos regresaron al mismo tono oscuro y cenizo, su ceño no se mostraba fruncido y su rostro no era ni serio ni enojado, se veía tranquilo, como si su compañera le diera aquella confianza… la cual se veía perdida en su alma, desde hace ya tiempo.

Al día siguiente, Adriel despertó, la luz molestaba sus ojos, los cuales se habían mal acostumbrado a la poca luz. Este se encontraba descansando en los brazos de su aun dormida compañera, bajo un árbol, el cual parecía que había cambiado la proyección de su sombra, evitando que el pudiese dormir tranquilo.

Ya era algo tarde, el sol no se mostraba en el horizonte, si no ya por encima de el. Se levantó de espalda con cuidado… puso una mano en su cabeza, masajeó su nuca y trató de recordar que había sucedido.

En ese momento lo recordó, el había perdido el control de sus actos,

1 comentario:

Near dijo...

Wow nunca imagine que Adriel se podria poner tan agresivo...pero esta historia cada vez esta mejor, me gusta que tu narracion haga ver tantos detalles,porque asi te puedes imaginar las escenas y supongo que ya tienes el boceto de Adriel y si es asi lo estare esperando aunque creo deverias publicar el de Ery...
sigue con esta historia ya que va muy bien y suerte en tu trabajo si pudiera ir a la paz y me dejara entrar en el bar estate seguro que ahi estaria enfadando ^0^ y si no me dearan entrar pues no se te esperaria afuera...

Hey Alan gane otra vez wuajajaja ahora de quien es la galleta he he??