Blokeo!!! D:!!!

viernes, 20 de julio de 2007

Pues solo para iformar a los lectores de mi blog... (si eske existen XD) ke estoy sufriendo de un blokeo... y detendre mi proyecto (la historia sin nombre...) D: mientras tanto... publicare otros trabajos agenos al proyecto D: ...

Gracias Por Leer...



Tato El Mapache

Capitulo 6: El camino hacia Calandria

lunes, 16 de julio de 2007

En los interiores del bosque Blackwood, se podía observar la tranquilidad de su vegetación, solo tocada por la suave brisa de esa tarde, ninguna criatura había puesto su presencia en esa parte del desde hace días, lo que lo dejaba en soledad total. Los rayos del sol apenas se proyectaban en su superficie, debido a las ramas de sus árboles.

Este espacio del bosque no podría conservar su tiempo a solas por mucho tiempo. Desde la parte sur, unas pisadas se escucharon rompiendo el silencio, de pronto un par de figuras se pudieron observar a lo lejos, una de ellas portando una gran espada, oculto entre ropas viejas; mientras que la otra era una jovencita de cabello oscuro y largo, portaba en su mano izquierda un arco y un carcaj en la parte derecha de su cadera.

-Adriel, ¿podemos parar?- Hablo la pequeña mientras caminaba- no podemos seguir caminando después de aquella pelea que tuvimos.

Su compañero siguió su camino como si no la escuchara, ni siquiera giró la cabeza.

De pronto ella se puso en frente de su camino de manera rápida.

-¡Te dije que quiero descansar!- Grito al encapuchado.

Adriel se detuvo al fin, sin parpadear la miró a los ojos y vio su rostro cansado, el cual no se podía mantener en pie, suspiró y cerró sus ojos.

-Está bien- contestó al fin el espadachín- pasaremos aquí la noche.

El rostro de la joven cambió a uno con una sonrisa pintada en sus labios, se dispuso a ir a un lugar cercano a uno de los grandes árboles, tratando de evadir los rayos del sol. Sentada en aquel lugar puso su arco a un lado aflojando la cuerda, la cual no había sido removida, después del temor de volver a ser atacados… pero el tiempo le había devuelto un poco de confianza.

Colocó su espalda en el tronco de aquella negra madera, un poco áspera y dura, pero después de tanto esfuerzo físico, se mostraba reconfortable para la columna. Cerró sus ojos un momento para poder reposar por unos minutos.

Mientras ella se ponía cómoda, Adriel se dispuso a sacar su espada y observarla, había quedado algo mellada por los golpes contra aquel escudo, parecía que tendría que afilarla de nuevo, de un bolsillo de las ropas de su túnica vieja sacó una garra de las cuales había cortado del Urzak, y con ella empezó a hacer movimientos rectos por los filos de la espada, no tardo mucho para recuperar el brillo y poder de su vieja espada, guardó la garra y colocó su arma en su funda.

Después, el aun misterioso espadachín caminó hacia un árbol alejado de donde se encontraba Ery, se acomodó en su sombra y cerró sus ojos.

El cansancio había terminado por vencer las energías de estos dos fugitivos, pasó un rato antes de que los dos quedaran sumergidos en un profundo sueño, ninguna clase de perturbación se dio aquella tarde…

Dentro de los sueños de Adriel… Se suscitó algo… recuerdos hechos sueño, algo que no había ocurrido desde hace tiempo. En su mente, surgió un enorme castillo, era un lugar familiar para el, cada pequeño detalle estaba decorado, las paredes, las puertas e incluso el mismo suelo se encontraba en optimas condiciones… de pronto la mente empezó a hacer sus estragos, haciendo creer a aquel guerrero a confundirlo con la realidad.

Adriel se encontraba en uno de los corredores de aquel palacio, su aspecto había cambiado, parecía un niño… su cabello aun era largo pero permanecía recogido por un listón, su ropa era de una camisa blanca, acompañada por pantalones negros y botas de cuero negro, no era muy formal pero lo hacía notar elegante, no portaba armas ni tampoco su cinta de la cabeza… el pequeño empezó a caminar entre aquellos espacios vacíos.

En ese momento, no había ruido… era un silencio aterrador, sintió como si sus pies se movieran al ritmo de los latidos de su corazón. De pronto entre aquellos muros y demás, apareció un caballero… parecía ser… sí, sin duda era el símbolo de los caballeros de Redria, este símbolo solo lo portaban aquellos que estaban al mando de Angelo, el pequeño Adriel se puso en guardia, aun sabiendo que carecía con que defenderse.

El caballero llevaba puesto un yelmo el cual cubría su rostro, lo mas extraño es que al niño el caballero se le parecía familiar… como si lo hubiera visto de algún lado, su mente le hacía estragos, el caballero camino hacia el quien parecía haberlo notado.

-Adriel… -Pronunció aquella persona mientras avanzaba hacia el.

Cuando habló ante el reconoció de inmediato su voz, quedó pasmado… tan rápido como aparecieron las imágenes, estas se desvanecieron, pasando de forma rápida otras aun mas aterradoras de una guerra y un funeral… Adriel tuvo miedo… la desesperación de ver esas imágenes, tan familiares, pero a la vez marcando un lado oscuro en su interior…

-¡Ahhh!- Gritó el pequeño de terror, mientras tapaba sus oidos.

-Ad… Adriel… -Dijo una voz diferente, pero también conocida en medio de aquellas tinieblas- Adriel… des… pierta, Adriel, ¡despierta!- se escucho con mas fuerza, sintiendo como alguien lo empujaba de lado a lado.

El joven abrió los ojos de una forma rápida, su cabeza se impulso hacia delante como cuando alguien se despierta de una horrenda pesadilla, a el espadachín le hacia falta el aliento. En acto seguido se giró la cabeza hacia Ery, quien era la responsable de haberlo levantado de su sueño.

La arquero se asustó al verlo… su rostro había cambiado, ya no era la típica mirada seria y concentrada… ahora su ceño estaba mas fruncido, su mirada inspiraba terror, debido a que el iris de sus ojos había cambiado del cafe brillante, a un color miel brillante, las pupilas oscuras habían desaparecido completamente y su boca ahora dejaba ver su dentadura en una pequeña abertura, con los dientes prensados unos contra otros.

-Adriel… ¿te encuentras bien?- Pregunto su compañera, preocupada por su cambio tan drástico.

En la mirada de Ery se podía observar como su miedo corría por su cuerpo, mas sin embargo se negó a correr, prefirió quedarse y tratar de ayudarlo. La rabia contaminaba el alma del guerrero, parecía como si en cualquier momento se fuera a abalanzar contra la pequeña.

Ella sabía bien que no podría parar a Adriel, pues no era rival para el, aun así, usaría su arco de ser necesario. El furioso espadachín se paró lentamente y con la cabeza abajo, su cabello cubría su rostro, solo dejaba una pequeña abertura por la cinta de su cabeza. Sus brazos se mantenían suspendidos sin hacer movimiento, aunque a Ery lo que le preocupaba era su espada.

Paso un rato viéndola con la mirada pesada, pero ella no se movió, tan solo lo miraba con ojos de preocupación, miedo y angustia.

-Adriel, por favor…-Le dijo Ery a su compañero- no es necesario que te molestes por que te haya despertado… estabas gritando y yo…

En cuanto escuchó esa parte, perdió la poca cordura que le quedaba, de pronto se este corrió hacia ella desenfundando su espada. Furioso como un animal en estampida, se dirigía hacia su objetivo y no se detendría por nada.

Ery vio venir a aquel desquiciado, pero ella no prefirió seguir hablando, aunque en su interior el miedo corría por sus venas.

-¡Adriel, no lo hagas!...-gritó la pequeña tratando de razonar con el

Pero la bestia no cedió, zancada tras zancada se acercaba más a su objetivo, en acto seguido este giró la cadera poniendo atrás la larga espada, tratando de hacer un corte con el viento…

-¡¡¡Detente!!!- Se escuchó la voz de la pequeña con intensidad.

El oído del espadachín enloquecido no solo escucho la voz de la pequeña, atrás de esta escuchó una voz familiar diciendo las mismas palabras, su mente empezó a emitir diferentes imágenes rápidas de nuevo, entre ellas una mujer de largo cabello azulado…

Un zumbido silenció todo en la mente de Adriel, seguida por una imagen blanca…

No se escuchaba ningún sonido… todo era calma… la imagen blanca de pronto fue desvaneciéndose, dejando ver la imagen de una jovencita de oscuro cabello… se encontraba cerca del rostro del guerrero.

Ery sostenía a su compañero, quien después de tratar cortarla, se había desplomado en el suelo, ella lo sujetaba con delicadeza, evitando que su cabeza tocara el suelo, su espalda hacia contacto con el regazo de al pequeña. Ella lo miró con ojos de angustia, su boca mostrando tristeza y su alma llena de preocupación.

Su compañero se le notaba mas relajado, sus ojos regresaron al mismo tono oscuro y cenizo, su ceño no se mostraba fruncido y su rostro no era ni serio ni enojado, se veía tranquilo, como si su compañera le diera aquella confianza… la cual se veía perdida en su alma, desde hace ya tiempo.

Al día siguiente, Adriel despertó, la luz molestaba sus ojos, los cuales se habían mal acostumbrado a la poca luz. Este se encontraba descansando en los brazos de su aun dormida compañera, bajo un árbol, el cual parecía que había cambiado la proyección de su sombra, evitando que el pudiese dormir tranquilo.

Ya era algo tarde, el sol no se mostraba en el horizonte, si no ya por encima de el. Se levantó de espalda con cuidado… puso una mano en su cabeza, masajeó su nuca y trató de recordar que había sucedido.

En ese momento lo recordó, el había perdido el control de sus actos,

Capitulo 5: Dentro de las penumbras de un reino

sábado, 14 de julio de 2007

Habían pasado dos días desde aquel suceso en Redria, un suceso poco común de ver, un miembro de la gran escuela de batalla de la ciudad, tuvo un pequeño enfrentamiento con un hombre desconocido… aun en esos días se hablaba del posible paradero del alumno, una jovencita la cual asistía a la clase de arquería, una pequeña la cual era reconocida por muchos de sus tutores quienes la consideraban la mejor entre todos los arqueros, Ery… la pequeña de un comerciante al que le gustaba su trabajo y conocía a la mayoría de los citadinos, su padre en esos días no se le veía igual, sus ojos pálidos y su expresión de tristeza lo acompañaban en el trabajo.

Era un día distinto a los demás en la ciudad, mucha gente sintió la ausencia de la pequeña arquero, tratando de llegar a su clase, entre ellos… un viejo herrero quién habló con ella por última vez.

En esos momentos de nostalgia, llegaron los soldados del rey, eran muchos… se podría decir que casi la mayoría de las fuerzas estaban dirigiéndose hacia el centro de la ciudad, un lugar en el cual se concentraba la mayoría de la población debido a que todos los comercios se instalaban en esa parte. Los soldados empezaron a esparcirse por todo el lugar, trayendo carteles en sus manos; estos empezaron a pegarlos en diferentes zonas específicas, desde paredes de casas hasta colgarlos en algunos comercios.

Toda la gente se acercó ver lo que decían aquellos papeles, muchos de ellos no podían creerlo… estaban buscando a alguien, pero no a cualquier persona.

Se Busca

Adriel

Peligroso y armado, oculta su rostro con ropas viejas, utiliza unA ESPADA DE DOS MANOS en la parte izquierda de su cinturón, se le busca por alta traición contra su majestad, el rey Angelo.

Se agradecerá su cooperación junto con su debida recompensa a cualquier información de utilidad otorgada a los guardias de la ciudad.

Tan pronto como las personas supieron esto, inmediatamente se armó el caos, ya que todos habían visto al hombre aquel día que peleo contra aquella jovencita, se hacían colas enormes para dar los testimonios a los guardias, ningún cartel había armado tanto interés entre los miembros de la sociedad de Redria.

Mientras, en una parte alejada de aquella multitud, un comerciante veía extrañado el cambio tan drástico de ese momento, estaba a punto de ir a ver cuando una figura familiar corrió hacia el gritando.

-¡Charles, Charles, debes ver esto!- era el herrero Ambers quien llevaba un pedazo de papel en su mano derecha.

El hombre abrió cuidadosamente el papel mientras lo leía con cuidado, de pronto las palabras escritas en este le dieron recuerdos oscuros, el miedo lo paralizó, bajando cuidadosamente el cartel de su vista.

-Tu hija peligra Charles, debes decir algo- dijo el viejo herrero, quien estaba preocupado y a la vez desesperado

-Ery… - fue la única palabra que salió de la boca del comerciante con gran temor.

Mientras tanto dentro del castillo del rey, posicionado en la parte norte de la amurallada ciudad, se encontraban tres figuras discutiendo en la habitación del trono real.

La habitación estaba muy bien cuidada, el trono estaba acojinado con finas telas y plumas en su interior, hecho de oro puro. El lugar estaba adornado con una alfombra de terciopelo la cual marcaba el camino hacia la silla del pontífice, en cada lado se podía admirar diferentes cortinas las cuales colgaban desde el techo finas también y en el centro de todo colgaba un gran candelabro, el cual podía iluminar el lugar con sus numerosas velas.

Una de las figuras estaba paseándose con desesperación, era el rey Angelo, vestido como siempre, su gran manto real repleto de pequeñas gemas, el cual le llegaba hasta el tobillo y su corona la cual estaba un poco grande, debido a su peso se le llagaba a resbalar a nuestro regordete noble, la corona simplemente era dorada con un gran rubí en el centro, nada fuera de lo común, su aspecto siempre era algo desaseado y con olor a las copas de vino que bebía, carecía de cabello en la parte alta de la cabeza, solo se podían observar pequeños mechones color castaño, como se había mencionado antes el rey no se preocupaba por su sobrepeso, se podía decir que le gustaba la vida fácil.

Las otras dos figuras que se encontraban adentro, estaban de rodillas ante la presencia del rey, uno de ellos herido de un hombro y aun malherido, el otro cargaba una gran armadura pero no presentaba mas que golpes en el acero de esta.

-Déjenme ver si entendí, fueron vencidos por Adriel… ¿y una pequeña arquero? JAJAJAJA- Rió el rey mientras le decía a los dos soldados derrotados en batalla- ¿Como es posible que ustedes, representantes de mis caballeros, una de las mejores fuerzas de estos lugares, ¡Sean derrotados por eso!?

-La pequeña no era un arquero como cualquier otro señor… podía utilizar flechas elemento- Dijo el caballero herido del brazo

-Además no esperábamos que ese traidor tuviera compañía- Agregó su compañero

-¿Y he de suponer que eso es razón suficiente, como para que hayan huido sin seguir peleando?- preguntó el rey con un tono sarcástico.

-N… No señor- Respondió el caballero de gran armadura- simplemente regresamos para avisar esto y para regresar con refuerzos, si llevamos a alguien más estoy seguro que…

-¿Acaso crees que les daré otra oportunidad?- lo interrumpió con una cara de enojo- ¡en sus sueños les daré otra oportunidad, ustedes saben que necesito a ese sabandija vivo!... ¡¡Guardias!!

De pronto la puerta se abrió y otros dos caballeros se presentaron en la sala, los dos con grandes lanzas y una armadura ligera

-¿¡Si señor!?- Dijo uno de los que acababan de ingresar a la habitación

-Arreste a estos hombres y haga que les den un buen castigo-Contestó el enojado monarca

-¡Muy bien señor!- Dijo el otro guardia

-¡No!, ¡Su majestad, no nos abandone, denos otra oportunidad!- suplicaban los caballeros condenados.

Aunque gritaron por clemencia, el monarca no los escuchó, Angelo siempre había sido frío de corazón, solo le importaba conseguir lo que le interesaba… rápido y sin errores.

De pronto aquel enorme cuarto se observó en soledad, tan solo con el rey paseándose por aquellos lugares pensando acerca de lo sucedido, “Maldito Adriel, debí haberte domado mejor, pero esta vez no será igual, me obedecerás, necesito tu poder… o caerás como cayó tu maestro…” murmuraba el rey mientras emanaba odio desde el centro de su ser.

El rey se sentó y de una pequeña mesita de madera a su lado derecho, tomó una botella de vino y la sirvió en una copa fina de cristal, bebió un trago y siguió pensando. “hm, ahora que recuerdo, mencionaron también a una chiquilla, lo mas seguro es que quiere ayudar a ese maldito vagabundo, mandaré hacer un cartel también para obtener información… no quiero obtener otra sorpresa”. De forma espontánea, Angelo reveló una gran sonrisa de satisfacción… solo le esperaba llevar a cabo su plan, ya como lo había acordado, luego inclinó la cabeza mirando su reflejo en la copa y dijo en su mente: “Pronto… ya muy pronto…”

Capítulo 4: El príncipe de Falyon

viernes, 13 de julio de 2007

En una ciudad lejana, apenas recordada por ser la sede de varias batallas importantes en la guerra pasada, podía distinguirse en la gente un gran ánimo de superación, teniendo fe en que su líder los llevaría a una nueva era próspera y tranquila.



El monarca de Falyon, su majestad Fidias, había firmado el tratado de paz con sus enemigos de Redria, dirigidos por Ángelo, rey de la nación opuesta. Parecía que los tiempos de paz al fin habían llegado y es por eso que ahora el ciclo de restauración estaba en proceso, tanto como en los territorios de Fidias, como en los territorios de su antiguo rival.

Las posesiones del rey eran abundantes claro está, sus grandes riquezas se reflejaban tan solo en la fachada de su abundante palacio, lleno de pequeños detalles por donde quiera que se le pudiera admirar, toda una belleza arquitectónica. Mas sin embargo comparado con todas sus pertenencias, había algo con más valor que todo eso junto… Su familia.

El día era ocupado en los interiores del palacio, su majestad se disponía a tomar unos momentos de reposo en el jardín principal del palacio al lado de su esposa, la reina Yara, la feminidad y belleza de la gran señora de Falyon, era reconocida en toda la región, su percepción en la estética era el mas fino, de carácter dulce y refinado, su cabello era de un tono castaño claro recogido de una manera única, era una trenza entrelazada cuidadosamente, adornada por un moño de un tamaño adecuado a la forma de su cabello, en la parte del frente se notaban algunos mechones rizados los cuales denotaban belleza en su rostro, su pequeña corona adornaba su cabeza, esta era una bella pieza de joyería, esta podía semejarse con una tiara, con detalles dorados y una esmeralda tallada en el centro, su majestad siempre vestía los mejores vestidos diseñados por los mejores costureros.

También su esposo le gustaba vestir de manera elegante, a Fidias le gustaba su combinación de un saco largo adornado por pequeños botones de oro, combinado por un pantalón ajustado estilo militar, botas de cuero negro con un diseño elegante, digno de un rey, su espalda ancha y acabada por la edad era cubierta por una capa aterciopelada, la cual se abría del costado, cuidadosamente cortada y larga hasta la parte baja de la cadera, toda cuidadosamente elaborada y tejida con hilo de oro, adornando la cabeza del pontífice estaba la corona que representaba el cargo mas alto de Falyon, esta corona había sido otorgada en su familia por generaciones, la corona real también era una pieza única, oro puro con pequeños rubíes incrustados en cada una de las terminaciones… algo que destacaba a esta joya era el símbolo real en el centro de esta.

Los monarcas admiraban cuidadosamente su esplendoroso jardín, su belleza podía ser comparada por un mismo cultivo para los dioses, ya que siempre era dirigido por la reina en persona, cada detalle era importante en su cuidado, desde el abono y la forma de regar cada una de las flores que adornaban aquel reluciente paisaje, ellos se sentían orgullosos de ver crecer día con día cada uno de los ocupantes de su amada posesión, entre las partes mas importantes de este estaban la sección de rosas negras, una variedad muy rara en el continente, solo crecen en las partes fértiles de las praderas élficas, solo los mismos elfos saben como cuidar esta flor única, ya que tiene la propiedad de prevenir la muerte, mas sin embargo no siempre era efectivo, se decía que se necesitaba algo mas que el deseo de reanimar a la persona para que esta funcionara.

Desde tiempos de posguerra a los señores de esta gran ciudad les había gustado tener variedades únicas de vegetación dentro de su amado Jardín, les gustaba comer de sus manzanos y de su pequeño cultivo de vid, otra de sus raras posesiones era la Zerqueza, una planta que crecía en lugares extremosos, esta era de un color anaranjado, lucía bella para ser de origen desértico. Su majestad, la reina Yara se acercó a darle las pequeñas gotas de agua que esta necesitaba para crecer de forma normal y no marchitase, Fidias observaba como su esposa sentía una gran pasión por conservar sus bellas plantas.

Después de pasar por cada una de las diferentes especies vegetativas, pasaron a la última y más valiosa de todas… su tamaño era impresionante, sin duda era el alma de aquel asombroso edén, desde el centro de aquel verde terreno, podía admirarse un colosal árbol, su tronco era blanco con pequeños manchones marrón claro, sus frondosas ramas se extendían por encima de todo, sus hojas eran de un tono violeta, sus pequeñas flores blancas adornaban su copa, sin duda era el árbol mas hermoso que jamás podría admirar una persona.

-Parece ser que nuestro precioso árbol sigue creciendo alegre querido- Resaltó Yara, mientras lo observaba con ojos de admiración y esperanza.

-Si así es cariño, ojala pudieran existir mas árboles como este- Contestó el rey

-hmm, tienes razón al menos nuestro querido Alda Tuil sigue aquí con nosotros

Después de la pequeña charla, los dos dieron media vuelta y tomados por el brazo empezaron su recorrido de nuevo a los interiores del palacio.

-Fidias, ¿aun recuerdas como fue que encontramos a Alda?- Pregunto su esposa mientras recorrían su camino.

El monarca al escuchar esto cerró sus ojos, y de pronto se perdió entre sus recuerdos… aquellos momentos de su juventud, de pronto en su mente aparecieron en una colina de Falyon, que es la actual localización del palacio real, dos pequeños niños, los cuales jugaban alegres por aquellos pacíficos lugares…

-¡Fidias, espérame con este vestido no puedo correr tan rápido!- Grito desesperada una pequeña niña, detrás de un jovencillo que se adelantaba con prisa

-¡Vamos Yara, este lugar se ve maravilloso, aquí no nos tienen apresados como en el palacio!-Grito el niño entusiasmado con el paisaje.

Los dos pequeños corrieron por aquellos pastos elíseos, al final el pequeño se cansó de correr y cayó rendido en la abundante vegetación silvestre. Por su parte la jovencita venía ya a un paso más lento también por el cansancio.

-¡Tu padre te mal educa demasiado Fidias!, ¿que no sabes que debes esperar a una dama?- Pregunto decepcionada la pequeña mientras recuperaba el aliento.

-Tranquila, tú sabes que en nuestros palacios solo nos tienen encerrados, lo bueno es que este día que me visitaste, es cuando por fin pude idear el plan para escapar- Contestó el pequeño quien parecía estar más relajado después de haber corrido una gran distancia.

-Bueno al menos este lugar es precioso, desde aquí puedo ver tu hogar

-Si, pero mejor disfrutemos de esta tarde- dijo el joven Fidias no importándole mucho el regresar a palacio.

La pequeña se levanto y se dirigió hacia adentro del lugar.

-Vamos, si me trajiste hasta aquí, al menos lleva a tu futura esposa a dar un paseo- Dijo ella mientras caminaba.

-¡Oye!, esas son cosas de adultos, no estés hablando como mi madre.

-Je je- Rió la pequeña al verlo apenado, después de sus palabras.

Los dos niños se dispusieron a continuar su camino, de pronto la imagen cambio en los recuerdos del monarca, los dos pequeños habían encontrado un pequeño arbolito, el cual no llevaba mas de un año ahí, aun así nunca habían visto algo similar, su pequeño tronco blanco y apenas unas hojas violetas, hacían ese árbol, algo fuera de lo común.

Al observar el pequeño retoño, los dos pequeños quedaron casi hipnotizados, era tan extraño, que normalmente al ver un tipo de planta o árbol silvestre, siempre se le podía ver acompañado de otro similar.

-¿no es hermoso?- preguntó la pequeña sin quitar la vista del pequeño retoño- ¿Qué clase de árbol será?

-No lo sé, aunque me han puesto a memorizar distintos tipos de especies en Falyon, nunca me mencionaron alguna parecida a esta- respondió el pequeño.

-Se ve tan solo- el rostro de Yara cambió a uno de tristeza- ¿Por qué no hay más árboles como este?

-Quizás alguien planto este árbol aquí por una razón especial…

-Pongámosle un nombre Fidias.

-¿Un nombre?

El pequeño se quedó meditando, ¿Qué clase de nombre se le podría poner a un árbol?

-… ¿Que te parece Violeta?- sugirió Yara mientras tocaba las hojas

-No, demasiado obvio- se negó inmediatamente- es como si a cualquier otro le quisieras poner “Verde”.

-hmm, creo que tienes razón- Aceptó la niña, aunque no por gusto.

-¿Qué te parece “Alda Tuil”, Yara?

-¿Alda Tuil?

-Si, significa árbol de primavera en elfito, y pareciera como que este árbol hubiera absorbido la misma esencia de la primavera

-Es cierto- dijo la pequeña con una cara de alegría- “Alda Tuil”, así lo llamaremos.

De pronto aquellos recuerdos se borraron de la mente del rey, abrió los ojos y dijo:

-Si amada mía, aun recuerdo aquellos días.

-Y en cuanto nos casamos, decidimos construir nuestro palacio a su lado- Agregó su majestad, la reina.

-Si, tienes razón.

-Querido, ¿has visto a Vahn por algún lado?- preguntó la reina algo desesperada.

-No querida, aunque tú y yo sabemos, que a ese muchacho solo le gusta una cosa, así que podemos asumir donde puede estar…

Lejos del lugar en donde se encontraban los señores de Falyon, en otro espacio del palacio, se podía hallar la armería, y dentro de sus muros, estaba el lugar de entrenamiento de los guerreros de la ciudad, situado en un lugar aun iluminado por la luz natural, gracias a las ventanas que se encontraban en la parte alta de la habitación, había armas por doquier en este lugar, algunas solo para decorar el lugar, mientras que otras ya se les podía notar algo de uso.

En este cuarto de entrenamiento se llevaban a cabo batallas para preparar a los soldados, el general Rygard, observaba y dirigía todos los ejercicios para entrenar a los hombres que se pondrían al servicio de su majestad. El general era un hombre de edad, maduro y de ojo parchado.

Desde el momento que Rygard perdió el ojo derecho, nadie mas había podido herirlo, se decía que no podía ser vencido en batalla.

Mientras diferentes aspirantes a caballero demostraban sus habilidades, había por su lado un personaje que destacaba entre todos los demás; en una esquina, dos soldados escuchaban con atención, lo que decía un hombre de aspecto noble, llevaba una camisa larga la cual se dividía por el cinturón, la camisa era de manga corta con algunas llamas dibujadas en los bordes, vistas color dorado, también usaba unos pantalones blancos ajustados, botas color negro de buen cuero y unos guanteletes que solo cubrían la mano; su cabello era negro largo de la parte trasera recogido por una cinta roja y ojos color miel.

-… Y así fue, y es por eso que ahora puedo presentarme libremente, sin que aquel bellaco pueda dirigirme la palabra- Terminaba de decir aquella misteriosa pero presumida figura.

-¡oh!, pero si es usted muy fuerte señor- Dijo uno de los soldados que escuchaban.

-¿Podría algún día darnos algunas lecciones?- Dijo el otro aspirante

-Ja ja, - rió el extraño- ¡Claro que si!, pero pueden llamarme por mi nombre…

-¡¡Vahn!!- Gritó el general quién lo había estado observando con enojo- ¡Te he dicho que este no es lugar para presumir, si quieres hacerlo, puedes retirarte!

-General, esta práctica es muy aburrida, ¿Por qué no me deja mostrarles lo que un verdadero guerrero puede hacer?

-¿Otra vez presumiendo, eh?- Dijo el general molesto- Muy bien Vahn pasa al frente.

Será un gusto General.

El príncipe caminó hacia el centro con calma y un caminado elegante.

-¡Muy bien señores, quiero que me demuestren su hombría, quiero que todos ataquen al príncipe Vahn, quién logre derrotarlo, obtendrá el título de caballero!

En ese momento nadie dijo nada, sabían que era el príncipe, pero aun así el título de caballero, era un precio tentador. Mas sin embargo, Vahn no cambió su rostro lleno de orgullo, el seguía parado con una sonrisa, esperando quien sería el primero.

En cuanto el mensaje llegó a sus oídos, cuatro de los presente prepararon sus armas y se acercaron al príncipe, quién no parecía estar armado.

-¡No está armado, aprovechen!- Gritó uno de ellos desesperado por recibir su recompensa.

Los otros tres siguieron al que alzó la voz, quién corrió desesperado con un mazo en su mano derecha, el príncipe solo levanto sus puños, el soldado amenazante intentó dar un golpe en la parte del tórax, así no tendría que matar al miembro real y ser juzgado después, pero Vahn esquivó la peligrosa arma dando un salto hacia atrás, alejándose del peligro, en seguida dio otro salto impulsándose hacia su oponente, colocó un puño atrás y en el aire giró la cadera para impactar un gran golpe en el rostro del soldado, este cayó hacia atrás de una forma violenta.

Los otros hombres quedaron sorprendidos al ver tal hazaña, parecía ser que algunos de los presentes ya conocían las habilidades del noble, pero aun así se dieron cuenta del progreso de su entrenamiento.

El soldado noqueado por el golpe trató de levantarse del piso, su nariz estaba sangrando, apenas podía pelear, aunque esté no se mantuvo por mucho tiempo en pie, ya que el príncipe volvió a impactar su rostro, dejándolo inconciente.

Los otros tres no dejaron su camino, se acercaron con cuidado, estos tres llevaban espada y escudo corto, fácil de manejar y no tan pesado, esta vez no sería fácil para Vahn impactarlos desarmado. De pronto los hombres trataron de atacarlo al mismo tiempo, pero el joven noble tomó velozmente de su cinturón una empuñadura de espada carente de hoja, la puso al frente e inmediatamente surgió en resplandor de su guarda… por unos segundos, el lugar quedó en silencio después de escuchar como unos metales chocaban, la espada de aquel joven había crecido… este se asemejaba a una claymore en tamaño, su hoja era blanca totalmente lisa, parecía una espada mágica.

-¡No puede ser… jamás pensé verlo con mis ojos!- Dijo uno de los que observaban- Esa espada… es una espada blanca.

Y así era, las espadas blancas eran diseños costosos, solo los Dwarfos de las montañas podían crearlas, su proceso era en extremo peligroso, sus componentes son distintos elementos mágicos combinados con el acero de estos mismos seres… el resultado, es una espada la cual guarda su hoja en su guarda, así no estorba cuando se le tiene fuera de batalla, aparte su material es casi indestructible, solo los mismos enanos saben como romperla… era el arma perfecta para un noble.

La acción quedó detenida con los aceros ejerciendo fuerza, el único problema es que Vahn era solo uno contra tres, parecía que se estaba agotando, el príncipe puso una rodilla en el piso. En eso los hombres pensaron que vencerían, pero solo era un truco, en realidad el joven noble solo lo utilizó para ejercer mas fuerza por palanca, se levantó e hizo a un lado las tres armas, luego puso la gran espada a un lado y la sacudió de forma horizontal usando la parte plana del acero, el golpe fue tan fuerte, que los tres soldados salieron arrojados por la devastadora fuerza de el impacto.

Muchos intentaron vencerlo, pero el gran espadachín golpeaba uno tras otro de los que le enfrentaban. Al final solo quedó uno… este era el mejor hombre de Rygard, un coloso con una armadura completa, a este no se le podía ver el rostro, pero su gran hacha de doble filo era de respeto.

El gran soldado comenzó a girar su gran arma para evitar que su contrincante se acercase, aun así Vahn no se preocupó.

-Lo siento grandote, pero no tengo tiempo para jugar- Dijo el príncipe con su gran orgullo.

-¿Y que harás niño bonito?- preguntó el coloso

En eso el príncipe puso atrás su gran espada y con toda su fuerza la calvo en el suelo…

-¡Puño de Gaia!- Gritó el noble después de su acto.

El cuarto empezó a estremecerse, parecía como si un temblor azotara Falyon, aunque en realidad solo era adentro de la misma habitación, pronto el suelo se rasgo hasta detenerse bajo los pies del gran soldado, la tierra salió disparada desde abajo, golpeando severamente al guerrero, parecía un géiser, solo que en lugar de agua eran pequeñas partículas volando como si hubiera explotado algo. El gran soldado no se movió, lo que hacia a Vahn el ganador de la contienda.

-¡Wow!, ¡Bravo Príncipe!- Gritó uno de los soldados con el que conversaba antes.

El joven guardó su espada e hizo una reverencia, en agradecimiento al cumplido.

Pero mientras este la ejecutaba, por atrás alguien golpeo su cabeza.

-¡Estúpido muchacho, tu objetivo era derrotar a los soldados, no dejarlos heridos… y mucho menos arruinar mi lugar de entrenamiento!- Gritó fuerte y enojado el General al ver el desastre que había ocasionado.

-No te preocupes Rygard, me aseguraré que todos los daños sean reparados- Habló el rey Fidias por detrás.

Rygard volteó de inmediato con una cara pálida al escuchar su voz.

-¡S, Su majestad!- Se inclinó ente su presencia- perdone mis modales señor, es solo que…

-No necesitas explicar nada Rygard, yo me encargo- Interrumpió su majestad al general mientras este hablaba.

-Si su majestad- Contestó el general, guardando silencio después.

-Hola papá, ¿has venido a ver mi batalla?- Dijo Vahn con una sonrisa en su rostro.

-Veo que tus movimientos han mejorado mucho hijo mío, te felicito por ello.

-Gracias viejo…

-sin embargo- Lo interrumpió el rey- Tu forma de ridiculizar a tus oponentes y no tenerles algún respeto, te hace carente de honor Vahn, ya hemos discutido acerca del tema.

-lo sé- cambió su rostro a uno de desilusión- lamento haber hecho lo que hice- se volteó hacia los soldados heridos- lamento mi manera de actuar soldados, todos enorgullecen al pueblo de Falyon.

-Así está mejor- Dijo el rey- ahora es tiempo de retirarnos, tu madre te ha buscado por todos lados.

Sin decir más, los miembros de la familia real, abandonaron aquella habitación, dejando al general Rygard algo pensativo...

Capitulo 3.5: El Primer Obstaculo

miércoles, 11 de julio de 2007

-Parece que el estúpido viejo me a mandado a dos basuras, pareciera que fue ayer cuando me tragué todas sus falacias- afirmó Adriel después de acomodarse en una posición de combate, los pies separados y la espada hacia el frente.

-¡¿Como te atreves a insultar a los caballeros de su majestad?!- Gritó el caballero del arco.

-Parece que quieres ser el primero en morir- advirtió el espadachín mientras cambiaba su espada de posición hacia atrás de su cuerpo girando la cadera- Entonces, ¡Muere!- Gritó de desesperación mientras hacía un corte por el aire.

La batalla había comenzado, la ráfaga de viento se desplazó cortando todo a su paso dirigiéndose hacia su objetivo, el caballero no cambió su expresión de enojo, tan sólo tubo que saltar para esquivar el golpe que había mandado su enemigo, al hacer esto giró en el aire preparando su arco con una flecha, en cuanto tocó el piso disparó sin titubear, el agudo proyectil cruzó el aire hacia su objetivo, pero el mismo Adriel cortó la flecha sin ningún problema, la acción era tan rápida que apenas podían distinguirse los movimientos, de pronto de atrás el espadachín pudo ver como una espada estaba a punto de cortarle el cuello, pero este se agachó flexionando su columna hacia atrás, como acto seguido ondeó su gran espada contra su enemigo, pero el caballero no se dio por vencido, acomodó su poderoso escudo para absorber el golpe, el caballero siguió con otro corte a la cabeza de su adversario pero Adriel respondió evitando el choque poniendo su espada para parar la otra. En ese momento dio la espalda a su otro contrincante.

-¡Jajaja!- Rió el arquero teniendo una flecha lista para lanzar- Así te quería.

Soltó la cuerda de su arco, y la flecha salió disparada…

-Otoño, amo de los vientos, guíanos con tu presencia, ¡Flecha de viento!

De la nada una flecha la cual brillaba de un verde intenso, seguida de una ventisca tan fuerte como la de un tifón, se presentó en medio del campo de batalla, la resplandeciente luz cruzó en medio de la trayectoria de la flecha enemiga, los vientos seguidos hicieron que esta se desviara fuera de su trayectoria salvando a Adriel de una muerte segura, el arquero impresionado por lo sucedido giró la cabeza en dirección de donde había provenido la brillante luz verde…

-¿Tu?- preguntó el arquero estupefacto.

-Adriel tu encárgate de el de escudo, este bicho feo es mio- Dijo Ery con su arco en mano y una sonrisa en su boca.

Su compañero volteó y solo afirmó con la cabeza, el arquero estaba furioso por las palabras de la pequeña, tomo otra flecha de su carcaj y la apunto contra ella, lo mismo hizo Ery.

-Parece que el más rápido es el que saldrá victorioso, “boquifloja”- le dijo enfurecido el arquero a su oponente.

-Así es, Sr. Bicho Feo! - Contesto ella con un tono retador.

El arquero tiró primero esperando que la flecha diera en el blanco, pero en eso Ery saltó a un lado soltando la cuerda, como era de esperarse el proyectil del enemigo falló dejando a la pequeña intacta, pero el otro dio en el punto indicado, el hombro derecho del hombre había sido perforado. Su enemigo gritó de dolor y se puso de rodillas, poniendo su mano libre en el lugar de la herida, parecía que había ganado en la batalla.

Mientras tanto Adriel luchaba ferozmente contra un hombre con una armadura casi impenetrable, los golpes de las espadas sonaban con vigor, entonces fue cuando Adriel saltó hacia atrás y volteó a ver a su compañera quien aun yacía en el suelo.

-Ery dispárame una flecha de cristal, ¡rápido!- Gritó desesperado el espadachín.

Ery no entendió que pensaba, pero no dudó en hacer lo que decía, se levanto y empezó el proceso de la flecha elemental.

-Invierno, señor del hielo y la nieve, cristaliza el mal en tus manos. ¡Flecha de hielo!

La flecha helada voló congelando todo a su paso, Adriel estaba listo para preparar esa flecha mientras el caballero se acercaba para darle el golpe final, entonces fue cuando el espadachín cambió su posición poniendo su espada en forma horizontal arriba de su cabeza.

-¡Reflecto!- Gritó Adriel moviendo su espada.

La espada esta vez giró del lado hacia donde corría el acorazado hombre, la flecha rebotó de una forma extraña haciendo que el hombre hiciera uso de su escudo para evitar el impacto, pero al momento que la flecha tocó el material de este, una gruesa capa de hielo lo rodeó, haciendo que el hombre se asustara y dejara caer su pesada posesión, al momento de hacer contacto con el suelo, se rompió en millones de fragmentos. El caballero no podía creerlo, un escudo como ese era muy difícil de perforar, mucho mas de romper, se quedó inmóvil con una cara de humillación y desesperación.

-Ya no tienen mas con que defenderse, lárguense y díganle al viejo que nunca regresaré a su lado- Dijo Adriel con voz firme a los dos caballeros caídos en batalla.

Los dos caballeros no tuvieron más opción que huir del lugar, corrieron como perros apaleados, con la cola entre las patas, alejándose entre la abundancia en vegetación del bosque.

-Parece que los vencimos- Le dijo su compañera al espadachín.

-pero regresarán, de eso estoy seguro- respondió el joven

-¿Como lo sabes?

De pronto un silenció dominó la escena. Luego Adriel dijo algo que dejaría con dudas y miedos a Ery.

-Esto apenas acaba de comenzar.

Capítulo 3: El nombre del BlackCat

Al caer el primer rayo de luz de la mañana en el rostro de Ery, hizo que se levantara de manera lenta, bostezando ligeramente, mientras lo hacia, se podía observar de instancia que el descanso en el bosque no le había sido tan placentero como el estar en la comodidad de su cama.

- ¡Buenos Días!- dijo la joven con un tono adormecedor

Todavía sin abrir mucho los ojos esperó la respuesta de su compañero, pero no tuvo respuesta alguna, miró a su alrededor tratando de encontrarlo cerca del campamento, intentó buscando cerca de las cenizas de la fogata, hasta debajo de la sombra de algún árbol…

-A lo mejor fue a buscar el desayuno- pensó mientras estiraba su cuerpo

Cuando, de pronto se acordó de haberlo visto bien por primera vez aquella noche, bien recordaba su figura algo extraña para un viajero, nadie antes había tenido tan buenas ropas viviendo solo a la intemperie, tal vez las había robado de algún rico que circulaba por el bosque, pero entonces recordó algo mas… su símbolo, su símbolo de la luna creciente estaba en el pecho de su vestimenta… entonces formulo muchas hipótesis acerca de su extraño compañero de viaje, como siempre la pequeña se sentía atraída hacia lo desconocido, mientras pensaba, se acercó a la sombra del árbol en donde BlackCat había reposado la noche anterior… Pensó una y otra vez las posibilidades de que un hombre con habilidades superiores vistiendo ropa que nunca había visto en su vida, estuviera en un bosque, en realidad era algo confuso, no encontró relación, incluso llego a pensar que era algún caballero del rey, se decía que los caballeros del rey eran conocidos por sus grandes habilidades en la guerra que había durado décadas, habilidades únicas, que pareciera que de sus armas brotara magia capaz de partir montañas, pero en realidad eso era imposible, nadie que no fuera un mago podría usarla libremente, más sin embargo ella observo con sus propios ojos aquellos días por la mañana como los espadachines aprendían la técnica de cómo hacer que el viento pudiera cortar cosas desde lejos, era así como reconoció la habilidad de BlackCat al usarla en Redria, en ese momento sus pensamientos se quedaron paralizados al recordar su trauma en aquella batalla… Reflecto… una magia la cual solo un mago podía hacer, ¿cómo es que un desconocido podía utilizar una magia como esa?, incluso los arqueros tienen limitados el uso de la magia debido a que el poder se encuentra sellado en las flechas… en ese momento se sintió aun mas perpleja por los hechos tan extraños desde la aparición del misterioso viajero.

Pasado ya un rato se escucharon pasos lentos que se dirigían desde la parte trasera, Ery dejó de pensar por un momento para ver a su compañero quien se acercaba desde atrás, ella se levantó y se dirigió hacia el lugar donde aparecería, en cuanto uno de los arbustos traseros empezó a moverse brindo unas palabras a hacia la persona que se acercaba

– Buenos días, trajiste algo de…

No terminó de decir lo que iba a expresar cuando de los mismo arbustos que tambaleaban, se asomó la gran cabeza de un urzak, en ese preciso momento el rostro de la pequeña cambió de una apacible expresión dulce por ver a un ser conocido, a una de terror y de tensión en cada músculo del rostro. Ella se apartó inmediatamente

– ¡Ah!- gritó la joven mientras retrocedía

Tomó su arco el cual no se encontraba muy lejos de el lugar donde ella estaba, tomó una flecha de su carcaj, la cual era una de punta de acero, por suerte o por habilidad de no haber tomado la flecha equivocada; aun con las manos temblorosas por el susto, Ery tiró de la cuerda en un acto desesperado, apuntó de manera rápida, pero en su deficiencia esta vez no aplico tanta precisión debido a su falta de concentración lo cual traicionaba su puntería… todo quedó en silencio, la criatura miraba inmóvil a la joven la cual aguardaba el momento preciso para la suelta, de pronto la cabeza empezó a salir un poco mas, en ese momento fue cuando ella no pudo contenerlo mas, soltó su cuerda y la flecha empezó su viaje por el aire, esta en su vuelo fue rápida pero carente de la misma esencia que normalmente su dueña podía darle, al final la flecha fue a dar en la gran nariz del urzak, pasó otro rato de silencio, la criatura no había dado ninguna impresión de dolor.

- ¿Qué estas haciendo niña?- se escuchó atrás de los arbustos una voz familiar

- ¿Por qué le disparas a un animal muerto?

En ese momento la voz de Ery se quedó sin palabras, sin ningún buen motivo había disparado contra el cadáver de un urzak mutilado por el mismo BlackCat, se sintió tan tonta que lo único que pudo responder en un tono de vergüenza fue

a, ah… disculpa, no sabía que ya estaba muerto.

Después de un ligero mal entendido, la joven se sentía tonta pero algo molesta a la vez, ya que bien su compañero pudo anunciar su llegada sin haberle asustado de una manera terrible, debido a como se dieron las cosas se podría decir que la situación estuvo controlada por razones afortunadas; mas sin embargo BlackCat no cambiaba su expresión, siempre serio y con el seño fruncido. El espadachín se sentó cerca de un árbol llevando consigo su presa recién cazada, al acomodarse, sacó su espada de su funda y empezó a cortar cuidadosamente partes del urzak, desde las garras hasta la parte lanuda, no era muy difícil comprender que estaba tratando de conseguir las partes útiles del animal. Ery siempre curiosa de todo, se acerco cuidadosamente mientras veía como su compañero llevaba a cabo su tarea, solo contemplando con los ojos como las manos de aquel guerrero se desplazaban con cuidado tratando de no dañar las partes más útiles la bestia, sus pies se seguían acercando mientras lo hacia, Ery tenía temor que fuere a molestarse; pero nada distraía al BlackCat. Ya estando cerca de el, se sentó a su lado, miró con un rostro inocente hacia la expresión de la persona quien la acompañaba, fruncido de ceño, serio y concentrado, parecía irradiar odio hacia toda persona, carecía de la capacidad de expresar sus sentimientos de forma correcta.

- hem, disculpa… ¿porque haces eso?- pregunto en un tono suave la pequeña

Aunque le habían hecho una pregunta, la figura de in entendible corazón continuaba como si nada.

- Las garras y la piel de estos animales se venden bien en los pueblos vecinos, se supone que los utilizaré para conseguir algún capital- Contestó de manera molesta

La pequeña se sintió algo amenazada con las palabras de su compañero, miró hacia abajo apenada, pero aun así siempre la curiosidad iba por delante de todo lo que se le ocurriera a Ery, de nuevo alzó la mirada y contempló el rostro de aquel aun extraño para ella, seguía preguntándose su origen, era extraño en su totalidad, como nieve en verano.

-Oye BlackCat, me preguntaba… tal vez sería bueno saber uno del otro, si vamos a estar en esto juntos, ¿No crees que sería bueno empezar por conocernos?- Dijo la pequeña con suave voz.

Aun cuando las intenciones de ella fueran nobles, a su desconsiderado compañero no parecía importarle. Ery se molestó al verlo, pero no se rindió, se lavantó de manera desesperada y se colocó en frente de el.

-Muy bien empezaré yo para romper el hielo, mi nombre es Ery, mi afición y mi vida las dedico a la arquería desde pequeña, he vivido con mis padres toda mi vida, bueno… hasta ahora que decidí vivir por mi cuenta- Su rostro se notó algo triste por su comentario- aun así quiero llegar a ser tan buena como tu, así que decidí seguirte para lograr mi propósito- dijo al mismo tiempo que su expresión cambió a una de esperanza- emmm, bueno mi vida no es muy interesante- volteó la cabeza hacia arriba, una mano en la cabeza y con una risa burlona- en fin… ¿que tal si ahora me cuentas algo sobre ti?

Cuando la joven terminó de hablar, el distraído BlackCat seguía cortando las garras de los poderosos brazos de la criatura, hubo un rato de silencio, perecía que este no diría nada en todo el día, incluso el viento podía producir mas sonidos que el, a Ery le incomodó mucho su silencio, dio unos pasos al frente y lo miró a los ojos, sus ojos café oscuro eran opacos, parecía como si carecieran de vida, se acercó un poco mas tratando que la tomara en cuenta, su paciencia se agoto y le dijo en voz firme.

-Oye te hice una pregunta, que acaso nunca vas a responder cuando…

En ese momento el espadachín volteo de forma rápida, se quedó mirando a la pequeña mientras ella también lo veía algo molesta, a la misma velocidad con la que volteó BlackCat dejó su posición para ponerse en pie, su mirada era aun mas penetrante, daba a parecer un oso al cual se le había perturbado el sueño, su mano derecha tomó con mas fuerza el mango de su espada, Ery al ver esto se asustó, pensó que sus comentarios habían sido muy molestos para su acompañante, en veces podía llegar a fastidiar a alguien con sus comentarios, pero no al grado de quererla matar.

-ah… lo siento no volveré a molestarte- dijo ella avergonzada

Después de eso, ella fue retrocediendo dando pequeños pasos, hacia atrás, empezó a sudar por el miedo que corría por sus nervios, siguió alejandose cuando por fin pudo decir otras palabras.

-Y… ya puedes seguir trabajando, yo mejor revisaré mis flechas mientras lo…

No terminó de decir lo que tenía que decir cuando el joven corrió hacia ella.

-¡Abajo, Ery!- gritó desesperado el espadachín mientras se desplazaba en su trayectoria.

Ery se extrañó al oír eso, le había llamado por su nombre y la distrajo pensando en sus palabras que no se percató de lo que había dicho, su cara parecía extrañada, pero aun así no se movió.

-¡Tonta!- pensó el cuando vio que no se movería.

Cuando BlackCat estuvo cerca de la pequeña, la tomó por el brazo y la arrojó hacia un lado, la pobre aterrizó en el duro suelo, sufrió un pequeño golpe en la cadera pero nada de riesgo, al mismo instante dos flechas se acercaban al espadachín quién giró la cadera poniendo su espada por encima de su cabeza, la deslizó por su cuerpo evitando cortarse con el filo, la parte lisa de la hoja quedó pegada a una parte de su espalda, al mismo tiempo los proyectiles aéreos se estrellaron contra el resistente acero de la espada sin causarle algún rasguño, después del choque las dos agudas flechas rebotaron desviándose fuera del cuerpo de los dos aventureros, todo fue tan rápido que la pequeña Ery solo pudo observar desde su lugar como la acción sucedía.

-¡Parece que carecen de honor como para mostrar la cara a combate, muéstrense ahora!- Gritó de forma molesta BlackCat.

Desde la lejanía del bosque dos hombres se distinguieron, los dos con el símbolo del mismo rey, significaba que eran los mismos caballeros del monarca, ya que solo a aquellos que mostraban sus grandes habilidades podían portar dicho símbolo, ninguno de ellos parecía fuera de lo común, de altura media, ojos oscuros y cabello corto, uno de ellos portaba una espada y un escudo heráldico, al mismo tiempo protegido por una gruesa armadura, el otro era el responsable del primer ataque, con tan solo su gran arco y un carcaj lleno con flechas, no parecía un arco especial, pero los caballeros con arco solían poder tirar a grandes distancias con gran precisión, también el cargaba con una armadura, solo que un poco mas ligera para poder permitir un movimiento con mayor libertad.

-Vaya, pero mira lo que tenemos aquí, una niña ayudando a un insolente rufián como este- dijo el caballero que poseía una armadura gruesa.

-¿No esperaras que le perdonemos la vida a los traidores, verdad?… ¿Adriel?- pregunto con un tono burlón el poseedor del arco.

Al escuchar esto la joven no tardo en descifrar que le habían llamado por su nombre, ella se levantó cuidadosamente, miró hacia atrás y observó que el lugar donde había dejado su arco no estaba muy lejos, pero sabía que tenía que esperar el momento preciso antes de llevar a cabo algo riesgoso…

Capitulo 2: El Viaje

lunes, 9 de julio de 2007

Se decía en un pasado que solo un tonto se atrevería a vagar solo por los bosques cercanos a Redria, sus peligrosas criaturas y terrenos complicados lo hacían un reto para cualquier aventurero, mas sin embargo una pequeña niña con tan solo su valentía y su arco partiría en búsqueda de experiencia de batalla y supervivencia, el viaje había empezado muy bien, el día no estaba tan soleado lo que lo haría un buen día para caminar sin recibir quemaduras del sol, un buen día fresco por el bosque Blackwood, situado al norte de la ciudad y llamado así por la madera tan oscura como el ébano en sus grandes árboles. Después de caminar unas cuantas horas por el bosque Ery pensó en un plan para conseguir algo de comida para después, ya que la pieza de pan no era suficiente para saciar su hambre, tomó una de sus flechas y fue a buscar alguna presa pequeña y que no fuera tan peligrosa, busco entre ramas y arbustos, en la copa de los árboles, pero ni siquiera las aves pasaban por el lugar donde se encontraba… a ella se le hizo extraño el no ver ninguna criatura cerca, decidió aventurarse más en el bosque para poder encontrar algo.

De pronto sus ojos mostraron alivio al ver un pequeño conejo comiendo cerca de unos pastizales, parecía un lugar tranquilo en el cual ninguna criatura sería molestada por el ser humano, de forma rápida preparó su flecha y con cuidado jaló la cuerda, asegurándose de no hacer mucho ruido para no asustar a la criatura, después apuntó a la zona de la cabeza para que el pobre animal no sufriera al ser perforado por esta, estaba a punto de disparar cuando se escucho un ruido a lo lejos…

Se escucho el rugido de una criatura demasiado peligrosa, el conejo huyó asustado, pero solo era el principio de los problemas de la joven arquera, preparó su tiro para cualquier cosa o criatura que se acercara mas de veinte metros de ella, el sonido seguía fuerte, pronto se escucharon pasos cada vez mas fuertes, el frondoso bosque no dejaba ver mas haya de sus árboles y ramas, perecía que lo que fuese, atacaría desde atrás esperando que su victima estuviera en desventaja…

Pronto como inicio, se fue el sonido que hacia que el corazón de Ery empezara a latir de una forma mas apresurada y punzante, solo se escuchaba como el viento ligero golpeaba las hojas de los árboles…

De pronto algo saltó de lo matorrales cercanos hacia ella, rápido apuntó hacia la criatura que la atacaba, soltó la cuerda en una perfecta suelta, la flecha voló veloz y precisa, pronto se escuchó un grito de dolor y tocó el suelo aun en pié, al verlo se dio cuanta que era un Urzak, un pariente cercano de los osos, solo que estas bestias no se comparaban en fuerza ni en tamaño, su piel tan dura y lanuda se utilizaba para hacer gruesas armaduras para grandes héroes, ¿porque una criatura como esta estaría tan cerca de Redria?. La criatura velozmente trató de atacar a Ery, quien no esperaba utilizar otra flecha mas, evadió con velocidad el ataque de sus poderosas garras capaces de reducir un grueso tronco en aserrín, tomó otra flecha y la disparó directamente en la cabeza de la bestia, otro feroz gruñido salió de las entrañas de este coloso.

Parecería que sería difícil deshacerse del furioso animal con tan solo flechas de punta de acero, así que pensó mientras esquivaba los demás golpes del animal que otra flecha podía utilizar, las flechas de ámbar no eran una buena opción ya que con su fuego tan poderoso podría incendiar el bosque, tampoco las de esmeralda, ya que eran costosas y su viento no afectaría a una criatura tan pesada, de pronto se acordó de las flechas de cristal que uso contra su adversario, pudieron no funcionar anteriormente pero ahora con un enemigo tan torpe, no sería capaz de desviarla, tomó una flecha puso el talón en la cuerda y empezó a activar su elemento.

- Invierno, señor del hielo y la nieve, cristaliza el mal en tus manos. ¡Flecha de hielo!

La poderosa flecha voló golpeando en la cabeza de su enemigo, no se escucho ni un quejido ya que tan rápido como golpeó, una gruesa capa de hielo cubrió el cuerpo de su enemigo dejándolo como una estatua en medio del bosque.

Ery sintiéndose aliviada se sentó a respirar mejor el aire que le faltaba por la batalla, trató de tranquilizarse unos momentos y sintió grandeza por su primera victoria en una batalla real y no fingida como las de la escuela, se levantó despacio y sin prisa para seguir en su camino… de pronto, el hielo se escuchó romperse, ella se asustó al voltear como pequeñas roturas se deslizaban por el hielo que apresaba al urzak, la acción fue muy rápida, se liberó y trato de atacarla en el mismo instante, que no le dio tiempo de reaccionar al ataque. Nuevamente paso por su mente la idea de que sus habilidades no eran las correctas para estar en una aventura como esta, sus padres tenían razón y no debieron dejarla ir, ahora su cuerpo mutilado sería hallado en el bosque, a tan solo medio camino de la ciudad, ella hasta se sintió avergonzada por pensar en ello. Cerró sus ojos y esperó el ataque, de pronto se escuchó un grito de la bestia, ella abrió los ojos y observó como la grande criatura se había quedado a tan pocos centímetros de su cuerpo, inmóvil y sufriendo de dolor, la bestia callo partida en dos revelando al responsable de haberle salvado la vida…

“BlackCat” aseguro Ery al ver la misma persona encapuchada de la otra vez, este guardó su espada y se puso a observarla poniéndose en pie.

-¿Porque alguien como tu me a salvado?- preguntó algo extrañada

- ¿Por qué?, ¡contesta!- ahora un poco mas enfadada

La mirada del hombre se dirigió hacia la joven quien estaba aun respirando de manera acelerada diciéndole

- ¿Qué haces en este bosque tu sola niña?- esta no supo que contestar

- ¿Porque me sigues?, he estado observándote, acaso… ¿quieres llevarme a la justicia?

- ¡Te seguí porque quiero hacerme mas o igual de fuerte que tu, nadie en Redria podía vencerme y eres el único que a podido hacerlo, por eso te considero un rival!- contestó ella en un tono poco cortés

De pronto todo quedo en un silencio pequeño.

- ¿Y acaso deseas seguirme por siempre?

Ahora la respuesta de Ery fue imponente

- ¡Si!... Al menos hasta que supere mis habilidades actuales.

- “Puedes acompañarme si lo deseas pero no me haré cargo de ti, ¿escuchaste?

BlackCat respondió como si no le importara pero aun así ella cambió de rostro a uno de satisfacción que siguió con una respuesta afirmativa moviendo la cabeza. Ella se repuso y siguió por detrás al encapuchado, mientras caminaban por un sendero la joven empezó a preguntar

– Ahora que estamos juntos, ¿podrías darme tu nombre verdadero?…

Durante el camino después de un rato, Ery no dejó de preguntar cosas al hombre conocido como BlackCat, solo que todas quedaban sin respuesta, ya que este no parecía animado de querer contestarle, el camino cada vez se hacia mas difícil y empezaba a hacer hambre, pero parecía que nada detenía de caminar a este hombre…

- ¿oye porque no me contestas?, ¿acaso no te gusta hablar?, o bueno al menos ¿podemos detenernos a comer algo? Tengo hambre, desde hace rato y ya me comí la pieza de pan que llevaba conmigo.

BlackCat se detuvo y solo dijo

-Espera aquí…

la joven no tuvo más remedio que esperar y se sentó a ver el paisaje, el cual no daba mucho por ver claro estaba, solo se veía el frondoso bosque el cual no tenía un fin a la vista humana… ella empezó a desesperarse y hasta pensó que era una técnica para abandonarla en medio de la nada, en eso Ery se levantó y trato de buscarlo, pero no dio mas de tres pasos cuando este reapareció trayendo un jabalí salvaje que acababa de cazar cargándolo con la mano derecha sobre su hombro y en la izquierda algo de maderos secos para hacer una fogata, era sorprendente ver como alguien tenía tanta fuerza teniendo una complexión no musculosa, y al mismo tiempo, el ver como había logrado traer todos los preparativos de una manera tan rápida y eficiente. Ery ayudó a poner los maderos lejos de hojas y ramas secas para evitar incendios, y con ayuda de una de sus flechas de ámbar se dispuso a intentar hacer arder la fogata, solo bastó un pedazo de la punta de la flecha para que su tarea fuera completada.

–El fuego esta listo- dijo ella con una sonrisa

Mientras el extraño cortaba la carne en pedazos con su espada, parecía que tenía ya experiencia en ello ya que separaba con gran habilidad la mejor carne de la mas gruesa y dura, incluso quitaba el hueso con la misma eficacia, utilizó otras ramas largas y resistentes para poner la carne al fuego. Pasó tiempo para que la carne dejara de estar cruda y llegara a un punto en el cual fuera comestible y agradable al paladar.

Mientras su cena se preparaba, Ery trató de ver mejor el hombre que se ocultaba tras unas ropas viejas, cubrían gran parte de su cuerpo, la única parte que dejaba a la vista era su brazo izquierdo el cual estaba gastado de la tela vieja dejando ver una manga de color gris mucho menos corriente que la anterior, la manga era larga la cual llegaba hasta su guantelete de cuero negro, también podía observarse sus botas del mismo material, desgastadas y sucias por el uso; finalmente de su capucha solo salían unos cuantos mechones, eran de un color café cenizo, se veía que no era una persona de mal aspecto, pero ¿Por qué alguien tendría que ocultarse tras esos harapos sin tener una buena razón?... ella no era de las que se quedarían sin descubrirlo ya que era muy curiosa.

- Oye eres un poco raro, ¿porque no contestas a lo que te digo?, ¿porque te ocultas tras esos harapos?, ¿Qué acaso eres tan feo?- preguntó la inocente joven con una sonrisa burlona…

Paso un rato y no se escucho una respuesta, de pronto se escucharon unas palabras que venían del hombre después de reflexionar su respuesta.

- ¿Porque te interesas por mi?, nadie se había acercado a mi tanto

Este no dejaba de fruncir el ceño a pesar de la cara dulce que emitía la pequeña, no fue en un tono muy cortes pero fue un avance después de tantas preguntas sin algo a cambio. Ery se veía feliz por recibir al fin una contestación y respondió a la vez.

–Es lógico que me preocupe por mi compañero de viaje, aparte no veo que seas una mala persona como dicen, me salvaste dos veces de una muerte segura, ninguna mala persona me hubiera ayudado, deberías tener mas confianza en los que te rodean… ¿Alguna vez tuviste algún amigo?

Esta pregunta lo dejo callado, parecía que la respuesta a eso era que nunca había tenido un amigo, o no en mucho tiempo…

- ¡la cena esta lista!, ¡Yumi!- dijo ella mientras el se encontraba en un estado de pensamiento profundo para evitar una respuesta forzada

Al hombre solo le extraño su cambio de actitud tan repentino y mejor decidió ir a ver la carne.

Los dos cenaron sin ninguna palabra y prefirieron tomar un pedazo de carne del gran jabalí, el sabor era muy bueno, Ery nunca había probado algo igual, no era muy común ya en Redria que la gente cazara su alimento para poder sobrevivir, ella le hizo saber lo bueno que estaba la comida con un gesto de satisfacción al consumir su cena de esa noche. Después de comer y satisfacer su apetito, los dos intentaron calentarse y protegerse del frío de aquella noche, mas la joven nunca había estado afuera de su casa por lo que no tuvo la precaución de llevar algo mas que su escotada ropa, por lo cual aun con el calor de la fogata no le era suficiente para reducir el frío que sentía en sus descubiertas piernas y brazos, temblaba de una forma friolenta, solo pensaba en su error de no haber traído una manta o algo contra climas similares a estos… mientras mas pensaba en ello su frío se incrementaba

- Diablos mis piernas se congelan, ¿porque no le pedí a mi mamá que me diera una de sus sabanas calientitas para el invierno?, que tonta soy…- pensaba cesantemente…

Mientras eso ocurría sintió como una tela algo áspera pero caliente la cubría por su espalda, sintió un gran alivio y se dio cuenta que eran las ropas algo desgastadas de su compañero de viaje, se volteó y vio por primera vez bien el rostro de un joven un poco mayor que ella, con un largo cabello cenizo, su ropa no era tan mala, tenia una camisa larga gris con un sayal púrpura largo, pantalón gris claro como el de la camisa, una gran capa color negro con interiores púrpura los cuales sentaban bien con la combinación; pero lo mas curioso, era una cinta del mismo color ya algo gastada en su frente. Por unos instantes no pudo dejar de verlo, la expresión de este era algo sería mientras la observaba, dio la vuelta y se dirigió a donde estaba sentado desde un principio, Ery se sentía feliz y solo dijo

- Muchas gracias- al decir esto lo dijo con una gran sonrisa

No hubo respuesta de el, esa noche el la paso contemplando el filo de su espada y pensando sobre muchas cosas.

Ya pasado el tiempo, en cuanto la luna alcanzó su punto mas alto, los dos se dispusieron a dormir bajo la noche del bosque Blakwood…