Capitulo 5: Dentro de las penumbras de un reino

sábado, 14 de julio de 2007

Habían pasado dos días desde aquel suceso en Redria, un suceso poco común de ver, un miembro de la gran escuela de batalla de la ciudad, tuvo un pequeño enfrentamiento con un hombre desconocido… aun en esos días se hablaba del posible paradero del alumno, una jovencita la cual asistía a la clase de arquería, una pequeña la cual era reconocida por muchos de sus tutores quienes la consideraban la mejor entre todos los arqueros, Ery… la pequeña de un comerciante al que le gustaba su trabajo y conocía a la mayoría de los citadinos, su padre en esos días no se le veía igual, sus ojos pálidos y su expresión de tristeza lo acompañaban en el trabajo.

Era un día distinto a los demás en la ciudad, mucha gente sintió la ausencia de la pequeña arquero, tratando de llegar a su clase, entre ellos… un viejo herrero quién habló con ella por última vez.

En esos momentos de nostalgia, llegaron los soldados del rey, eran muchos… se podría decir que casi la mayoría de las fuerzas estaban dirigiéndose hacia el centro de la ciudad, un lugar en el cual se concentraba la mayoría de la población debido a que todos los comercios se instalaban en esa parte. Los soldados empezaron a esparcirse por todo el lugar, trayendo carteles en sus manos; estos empezaron a pegarlos en diferentes zonas específicas, desde paredes de casas hasta colgarlos en algunos comercios.

Toda la gente se acercó ver lo que decían aquellos papeles, muchos de ellos no podían creerlo… estaban buscando a alguien, pero no a cualquier persona.

Se Busca

Adriel

Peligroso y armado, oculta su rostro con ropas viejas, utiliza unA ESPADA DE DOS MANOS en la parte izquierda de su cinturón, se le busca por alta traición contra su majestad, el rey Angelo.

Se agradecerá su cooperación junto con su debida recompensa a cualquier información de utilidad otorgada a los guardias de la ciudad.

Tan pronto como las personas supieron esto, inmediatamente se armó el caos, ya que todos habían visto al hombre aquel día que peleo contra aquella jovencita, se hacían colas enormes para dar los testimonios a los guardias, ningún cartel había armado tanto interés entre los miembros de la sociedad de Redria.

Mientras, en una parte alejada de aquella multitud, un comerciante veía extrañado el cambio tan drástico de ese momento, estaba a punto de ir a ver cuando una figura familiar corrió hacia el gritando.

-¡Charles, Charles, debes ver esto!- era el herrero Ambers quien llevaba un pedazo de papel en su mano derecha.

El hombre abrió cuidadosamente el papel mientras lo leía con cuidado, de pronto las palabras escritas en este le dieron recuerdos oscuros, el miedo lo paralizó, bajando cuidadosamente el cartel de su vista.

-Tu hija peligra Charles, debes decir algo- dijo el viejo herrero, quien estaba preocupado y a la vez desesperado

-Ery… - fue la única palabra que salió de la boca del comerciante con gran temor.

Mientras tanto dentro del castillo del rey, posicionado en la parte norte de la amurallada ciudad, se encontraban tres figuras discutiendo en la habitación del trono real.

La habitación estaba muy bien cuidada, el trono estaba acojinado con finas telas y plumas en su interior, hecho de oro puro. El lugar estaba adornado con una alfombra de terciopelo la cual marcaba el camino hacia la silla del pontífice, en cada lado se podía admirar diferentes cortinas las cuales colgaban desde el techo finas también y en el centro de todo colgaba un gran candelabro, el cual podía iluminar el lugar con sus numerosas velas.

Una de las figuras estaba paseándose con desesperación, era el rey Angelo, vestido como siempre, su gran manto real repleto de pequeñas gemas, el cual le llegaba hasta el tobillo y su corona la cual estaba un poco grande, debido a su peso se le llagaba a resbalar a nuestro regordete noble, la corona simplemente era dorada con un gran rubí en el centro, nada fuera de lo común, su aspecto siempre era algo desaseado y con olor a las copas de vino que bebía, carecía de cabello en la parte alta de la cabeza, solo se podían observar pequeños mechones color castaño, como se había mencionado antes el rey no se preocupaba por su sobrepeso, se podía decir que le gustaba la vida fácil.

Las otras dos figuras que se encontraban adentro, estaban de rodillas ante la presencia del rey, uno de ellos herido de un hombro y aun malherido, el otro cargaba una gran armadura pero no presentaba mas que golpes en el acero de esta.

-Déjenme ver si entendí, fueron vencidos por Adriel… ¿y una pequeña arquero? JAJAJAJA- Rió el rey mientras le decía a los dos soldados derrotados en batalla- ¿Como es posible que ustedes, representantes de mis caballeros, una de las mejores fuerzas de estos lugares, ¡Sean derrotados por eso!?

-La pequeña no era un arquero como cualquier otro señor… podía utilizar flechas elemento- Dijo el caballero herido del brazo

-Además no esperábamos que ese traidor tuviera compañía- Agregó su compañero

-¿Y he de suponer que eso es razón suficiente, como para que hayan huido sin seguir peleando?- preguntó el rey con un tono sarcástico.

-N… No señor- Respondió el caballero de gran armadura- simplemente regresamos para avisar esto y para regresar con refuerzos, si llevamos a alguien más estoy seguro que…

-¿Acaso crees que les daré otra oportunidad?- lo interrumpió con una cara de enojo- ¡en sus sueños les daré otra oportunidad, ustedes saben que necesito a ese sabandija vivo!... ¡¡Guardias!!

De pronto la puerta se abrió y otros dos caballeros se presentaron en la sala, los dos con grandes lanzas y una armadura ligera

-¿¡Si señor!?- Dijo uno de los que acababan de ingresar a la habitación

-Arreste a estos hombres y haga que les den un buen castigo-Contestó el enojado monarca

-¡Muy bien señor!- Dijo el otro guardia

-¡No!, ¡Su majestad, no nos abandone, denos otra oportunidad!- suplicaban los caballeros condenados.

Aunque gritaron por clemencia, el monarca no los escuchó, Angelo siempre había sido frío de corazón, solo le importaba conseguir lo que le interesaba… rápido y sin errores.

De pronto aquel enorme cuarto se observó en soledad, tan solo con el rey paseándose por aquellos lugares pensando acerca de lo sucedido, “Maldito Adriel, debí haberte domado mejor, pero esta vez no será igual, me obedecerás, necesito tu poder… o caerás como cayó tu maestro…” murmuraba el rey mientras emanaba odio desde el centro de su ser.

El rey se sentó y de una pequeña mesita de madera a su lado derecho, tomó una botella de vino y la sirvió en una copa fina de cristal, bebió un trago y siguió pensando. “hm, ahora que recuerdo, mencionaron también a una chiquilla, lo mas seguro es que quiere ayudar a ese maldito vagabundo, mandaré hacer un cartel también para obtener información… no quiero obtener otra sorpresa”. De forma espontánea, Angelo reveló una gran sonrisa de satisfacción… solo le esperaba llevar a cabo su plan, ya como lo había acordado, luego inclinó la cabeza mirando su reflejo en la copa y dijo en su mente: “Pronto… ya muy pronto…”

3 comentarios:

Robin dijo...

umm Angelo no me da buena pinta por alguna razon en la historia... bueno.. sigue publicando Tato.

P.D.(para Julian): ja te gane, fui el primero!!!! XD

Near dijo...

rayos me gano fue el primero!!!!
pero esta bien el si es un retador dedicado... Alina ya se fue de vacaciones y supongo que tomaras su lugar...
bien y ahora mi comentario ...
(Aunque fui el segundo en comentar y esto no tiene nada que ver con lo demas)
La historia va mejor ya se ha presentado el villano o mas bien eso parece ser pero bien, no se me hace que sea la misma aptitud que en capitulo anterior ya que en el anterior mostraba sus sentimientos y eso del arbol y su hijo me dejo un poquito confundido, ahora no se que pensar ya que hay un rey malo... bueno pero espero sigas siiiii.

PD: Esto acaba de empesar Alan wuajajajajaja...

Near dijo...

waaaa ya entendi jeje me hice bolas y se me entrecrusaron los reinos waaaa... @.@